HABLEMOS DE CRÍTICA TEATRAL
Entrevista de Emil Blatsky a Benjamín Bernal
P: Qué debe considerarse como una crítica válida.
R: Por supuesto no se debe valorar el comentario que reproduce lo que todos escribirían: por ejemplo el material que contiene un boletín de prensa, que por cierto no se firma, o que menciona un buen programa de mano, lo digo en mis libros «datos del autor, los premios que ha ganado, los premios que ha obtenido en el extranjero, en nuestro país, lo que se ha dicho en otros momentos acerca de la obra en cuestión», todo esto es frecuente encontrarlo en diversos medios escritos, radiofónicos o televisivos; ahora en internet. Por eso digo que la crítica es lo que no vamos a encontrar en otra parte igual (generalmente histórica)
Lo hacía de esta manera Olga Harmony, por disciplina pero lo importante era al darnos su opinión formal sobre una determinada obra. En algunas ocasiones no había la sección valorativa del montaje, porque no quería comprometerse al opinar, porque tenía algun compromiso con la persona, por amistad o por jerarquía en el mundo de la burocracia cultural, o sea, se agotaba su columna en la parte de antecedentes e historia, nunca entraba en probables conflictos.
Lo mismo es cuando alguien está buscando una beca o un subsidio, es muy poco probable que analice con sinceridad un trabajo escénico, porque podrían leerlo sus probables jueces o enemigos de clase»
Hago mención en mi libro de un crítico teatral que dejó el análisis valorativo cuando se dió cuenta que tenía cientos de enemigos; era más fácil lograr amigos hablando bien de todos.
P: Entonces cuándo es probable ver una crítica completa, analítica de un trabajo.
R: Que no sintamos que anota los datos de autor, obra y opiniones de otros como método de rellenar espacios.
También debemos leer una crítica si estamos conscientes del origen de esa persona y sus criterios en otras ocasiones para saber si está dando su brazo a torcer por amistad o influencias extrañas.
Si no lo hace, es indiferente, hay que leerla y desecharla, para evitar caer en engaños retóricos o de los intelectuales de ocasión.
