LA CELDA DE PAPEL
Texto y fotos por Sandra Sánchez Pineda
Por segunda temporada se presentó la obra La celda de papel, de la autoría de Sergio Masís y dirección de Rafael Paniagua, quien propone un nuevo planteamiento en su carrera al realizar teatro de tipo suspenso, un tipo de teatro que no muy seguido se da en la entidad.
La trama relata la convivencia de tres amigas, quienes como cualquier chica universitaria tienen deseos, anhelos y sueños, y justo acudimos a presenciar el día en que a las tres les llega el tan ansiado aviso de que su sueño profesional se hará realidad, sin embargo, tanta suerte causa desasosiego en ellas y deciden investigar, dándose cuenta que un libro cuenta la historia de su destino y éste no es nada halagüeño, así que deciden tomar acción y cambiarlo, sin saber que “la celda de papel” no las dejará salir.
Al comienzo de la obra todo se percibe normal, ya que las acciones de las protagonistas fluyen, pero conforme avanza las invade la ansiedad, la incertidumbre, la curiosidad, la sosobra, el miedo, tal vez, y justo ahí el texto nos envuelve al público pensando qué sucederá después, sobre todo, cuando se escuchan voces humanas, y no son las de las protagonistas. Y al volver del receso, el escenario se ha vuelto una celda para las protagonistas y también para el público.
Bien las actuaciones de Belén Cedillo, Rocío Alférez y Althia Díaz, cada una en su papel, sin embargo, gran parte del drama recae en el personaje de Althia, joven actriz que tuvo una destacada labor en la obra Hamlet encadenado, presentada el año pasado.
La escenografía: una litera y una cama, un comedor pequeño, cafetera y un anaquel que hace las veces de librero y alacena, todo bien distribuido y como la cereza del pastel, los barrotes que aprisionan a los personajes ¿o también a nosotros? Debo decir que el hecho de haber elegido la Caja Negra de la Universidad de las Artes le dio a esta obra la atmósfera perfecta de suspenso. La escenografía es de Alan Paniagua.
En suma, un relato nuevo, fresco, teatro local de calidad que busca abrir horizontes hacía públicos que gusten del misterio, el suspenso o el thriller, un texto que resultó ganador de la beca del PECDA 2019.