DESAPARECER

Por:  Eugenia Galeano Inclán

La inseguridad que priva en las calles y, sobre todo, la impunidad, han hecho que nuestro país sea tierra fértil para cualquier tipo de ilícitos, como asaltos, feminicidios, asesinatos, secuestros, desapariciones, agresiones, estafas y otros.  Todos son igual de repudiables y dolorosos, pero los que más han lacerado a la sociedad son los feminicidios y las desapariciones, tanto por su proliferación como por la falta de castigo a los culpables.  

En el caso de desaparición forzada, a la angustia que conlleva el duelo, se añade la pena de la imposibilidad de despedirse y de sepultar el cuerpo del ser amado, lo cual deja a los deudos sumidos en el desconsuelo y la incertidumbre.  En México, los índices de desaparición son altos.  Según los registros de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas de la Secretaría de Gobernación, a finales del año de 2019 la cifra de desaparecidos en el territorio nacional ascendía a 61,637 personas no localizadas.  El número de víctimas continúa a la alza, ya que se estima que cada año desaparecen alrededor de cinco mil.  Habría que tomar en cuenta que en el total referido no se incluyen las desapariciones que no son reportadas en forma oficial.

El caso más sonado de desaparición es el ocurrido en septiembre de 2014 en contra de 43 estudiantes de la Normal Rural situada en Ayotzinapa, Estado de Guerrero, toda vez que en su intento de localizarlos los familiares utilizaron las redes sociales en tiempo real.  Al hacerse viral la noticia, no sólo fue del conocimiento de los mexicanos sino que se difundió a todo el mundo.  Lo peor, es que el caso permanece sin resolverse no obstante la necesidad de saber qué ocurrió y las múltiples investigaciones que comisiones nacionales e internacionales han llevado a cabo.  Con el paso del tiempo y luego de incontables versiones de lo ocurrido, nos queda claro que mientras más hipótesis, menos veracidad.  

Cuando el destacado creador teatral Pascal Rambert se enteró del acontecimiento, quedó tan impactado como todos los demás y decidió escribir algo al respecto.

Pascal Rambert nació en Niza, Francia y se ha desempeñado como escritor, director escénico y audiovisual, cineasta y coreógrafo.  Los textos de este artista multidisciplinario han sido traducidos a numerosos idiomas y es reconocido a nivel mundial como uno de los creadores contemporáneos más destacados.  De 2007 a 2016 fue director de T2G – Teatro de Gennevillers que se convirtió en un centro dramático nacional de creación contemporánea en las disciplinas de teatro, danza, ópera y arte contemporáneo.  Es co-fundador de Structure Production de Pascal Rambert y Pauline Roussille, asociada al Théâtre des Bouffes , con sede en París, Francia.  Así mismo, Pascal Rambert es artista asociado de El Pavón Teatro Kamikaze y autor asociado al TNS -Teatro Nacional de Estrasburgo-.  A lo largo de su trayectoria ha recibido diversos premios, nominaciones, galardones y reconocimientos, siendo los más relevantes:  el Premio del Autor en el Palmarés du Théâtre por su obra «Clausura del Amor»,  el Premio Anual de Literatura y Filosofía de la Academia Francesa por su obra «Repetición» en 2015,  y  el Premio del Teatro en reconocimiento a su Trayectoria, que la Academia Francesa le otorgó en 2016.

Pascal Rambert es uno de los autores más sensibles, la característica primordial de su obra es la de retratar fielmente el sentir humano, sus personajes son construidos minuciosamente y aborda problemáticas comunes en el mundo contemporáneo.  En mi opinión personal, Pascal Rambert utiliza su fina pluma cual si fuera un bisturí en la mano de un cirujano para hacer aflorar toda clase de sentimientos y diseccionar las emociones.  Sus parlamentos son incisivos y potentes.

En México conocemos a Pascal Rambert por dos de sus obras que se han presentado con gran éxito:  «Clausura del Amor» protagonizada por Arcelia Ramírez y Antón Araiza,  y  «Hermanas» con Arcelia Ramírez y Fernanda del Castillo, ambas bajo la dirección de Hugo Arrevillaga.  En octubre de 2019, Pascal Rambert visitó México para presentar «Le debut de l’A»  y  «Clôture de l’amour» en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

DESAPARECER es una obra que Pascal Rambert pensó y escribió especialmente para México.  Dado que el autor utiliza la voz como materia prima de creación, fue construyendo su propuesta en base a ciertos descubrimientos que hizo por medio de lecturas e investigaciones.  En tanto que a los personajes los creó y fue dándoles forma a partir de conversaciones que sostuvo con diversos actores y actrices durante una serie de entrevistas y talleres.  Una vez que el proceso creativo tenía la estructura necesaria, Pascal Rambert concluyó el texto permitiendo la participación de los integrantes del elenco a través de un ejercicio de escritura colectiva, a modo de laboratorio teatral.

Es así como surge DESAPARECER, obra que capta la esencia del dolor humano y lo presenta desde distintas perspectivas.  El eje de la trama es la desaparición de un joven cineasta de quien no se ha vuelto a saber.  Antes de salir de casa, el cineasta Ángel dijo a todos que necesitaba filmar algunas imágenes fijas, para lo cual viajaría solo a un desierto.   Vieron como algo normal el viaje de Ángel, pero empezaron a preocuparse por no recibir llamadas ni noticias suyas.  Tras varias semanas de su partida, la preocupación se convierte en angustia.  Las preguntas que se hacen la madre, la hermana, la abuela, la hermana de su abuela, la tía, la joven que lo ama, su mejor amigo, los demás, son:  ¿por qué no se comunica?, ¿ por qué no sabemos de él? y, finalmente, ¿qué puede haber ocurrido a un joven de 25 años, saludable, lleno de vida y proyectos, apegado a su familia?.  Ninguna de las preguntas tiene respuesta.   Tiempo después, recuperan las cintas filmadas por Ángel, pero allí tampoco encuentran pista alguna.

El montaje está integrado por soliloquios, cada quien acude a la auto-reflexión para expresar su dolor.  Uno a uno va exponiendo lo que siente, lo que piensa y su grado individual de dolor.  Hay poca interacción entre los personajes.  El espectador se convierte en testigo mudo y habrá de ver distintas formas de dolor, así como fórmulas individuales para soportarlo.  Habrá quien se evada desmayándose o tirándose al piso, otros se sumergen en sueños o en el recuerdo de momentos gratos, o bien, confiesan alguna mentira, ansían recibir besos, sin intención imitan gestos de Ángel o se escudan en la negación, convencidos de que un día Ángel abrirá la puerta e, incluso, alguien presencia la vida desde el más allá.

Aparte del perfectamente estructurado y conmovedor texto, otro de los aciertos de Pascal Rambert fue la selección del elenco.  Eligió a histriones de diversas generaciones y orígenes, pero todos con probada trayectoria, amplias capacidades para encarnar a cualquier personaje, talento y sensibilidad.  Ellos son:  Julieta Egurrola,  Concepción Márquez,  Arcelia Ramírez,  Antonio Rojas,  Paulina Dávila,  Sofía Espinosa,  Emilio Carrera Quiroga,  Fernando Álvarez Rebeil  y  María del Mar Nader Riloba,  .  

Julieta Egurrola es la hermana de la abuela de Ángel;  Concepción Márquez, la dulce abuela;  Arcelia Ramírez, la doliente madre;  Antonio Rojas, el mejor amigo y confidente,  María del Mar Nader Riloba , la enamorada, Sofía Espinosa, la joven tía,  Emilio Carrera Quiroga, buen amigo y novio de la tía  y  Fernando Álvarez Rebeil, el guía, último que vio con vida a Ángel.  El trabajo histriónico, corporal y vocal de todos ellos es soberbio, destacando  Julieta Egurrola,  Concepción Márquez,  Arcelia Ramírez  y  Antonio Rojas, por el don natural que tienen para transmitir en escena las emociones de aquellos a quienes interpretan.

Pascal Rambert se involucró tanto con DESAPARECER que se hizo cargo de la dramaturgia,  la dirección escénica,  la iluminación y escenografía  y  el vestuario.  Pascal Rambert logra crear un concepto integral y se luce en todos los rubros a su cargo.  Su texto es apasionante y capta la atención de principio a fin.  Su labor de dirección es formidable, su trazo escénico es firme y riguroso.  Logra que su elenco saque a flote los sentimientos idóneos para revestir a los personajes.  Los desplazamientos son pausados en concordancia con el estado por el que cada quien atraviesa.  Entrelaza los cuadros con excepcional pericia.  Todo esto es más admirable aún si consideramos que el tiempo disponible para ensayos fue de poco más de medio mes.  El ritmo es preciso.  La iluminación es prácticamente fija, muy similar a la que se usa en una sala de hospital (esto es congruente con mi opinión de que es un autor «cirujano«).  La escenografía es acorde al caos en el que ha caído la familia y se representa mediante casi una treintena de sillas en desorden y unas cuantas mesas.  El vestuario es bastante sencillo, predominando el color negro, con algunos toques de blanco.

Complementan el equipo creativo de DESAPARECER:  Humberto Pérez Mortera en traducción del texto original;  Belén Aguilar como asistente de dirección;  Fabiola de la Rosa como segunda asistente;  Javier Ángeles como asistente de escenografía;  Pedro de Tavira Egurrola en música;  Toño Garduño,  Marcela Bretón  y  Carolina de Ávila en escultura frutal;  Abril Aizaga en producción ejecutiva;  Fernando Álvarez Rebell en producción fílmica;  Fofo Yáñez en dirección de fotografía;  Annalisa Donatella Quagliata  y  Francisco Ramírez Vázquez en postproducción.

DESAPARECER es presentada por Cultura UNAM, a través de la Cátedra   Ingmar Begman en cine y teatro,  el Centro Universitario de Teatro,  la Dirección de Teatro,  la Compañía   Nacional de Teatro,  la Embajada de Francia en México, a través del Institut Français d’Amérique Latine  y  la Universidad de Guadalajara, a través de CulturaUDG / Artes Escénicas.

La intención de Pascal Rambert al crear DESAPARECER no fue la de dar un mensaje ni dejar una moraleja, sino plasmar en escena el mordaz dolor de la ausencia.  Con el apoyo de su esplendoroso elenco, cumplió plenamente su objetivo al lograr plasmar en escena ese dolor desde distintas perspectivas, a través de testimonios de personas que tienen una enorme herida en el corazón que no sanará, sienten un hueco, han perdido el sentido de la vida y están incompletos.  No es un montaje para entretenerse ni mucho menos divertirse, se trata de una confrontación abierta con el dolor que brinda al espectador la oportunidad de reflexionar, revisar sus propias heridas y comprender mejor todo lo que implica una ausencia.  DESAPARECER es una auténtica joya teatral.  

DESAPARECER fue estrenada el día 29 de febrero en el TEATRO JUAN RUÍZ DE ALARCÓN ubicado dentro del Centro Cultural Universitario en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM- en el sur de la Ciudad de México.  Quienes acudieron a verla impactados y conmovidos aplaudieron por largos minutos.   Se tenía previsto que su temporada concluyera el domingo 5 de abril de 2020, sin embargo, a causa de la emergencia de salud que estamos atravesando, se vieron precisados a suspender las funciones.  Confiemos en que pronto vuelva este montaje tan entrañable.  

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