LAS HUELLAS DE GOLIAT
Texto y fotos por Eugenia Galeano Inclán
La admiración es algo que se da en forma espontánea. Podemos admirar a alguien sin siquiera conocerle, ya sea por su vida o por sus méritos personales o profesionales. Incluso, podría ser un ser inexistente, tal vez un personaje fruto de la imaginación de un autor. Pero si admiramos a alguien a quien conocemos, nos entusiasma verlo o sostener una plática con él o ella. Si acaso la admiración es mutua, el entusiasmo crece al doble. Esto fue lo que sucedió a dos creadores teatrales, quienes coincidieron en tiempo, espacio y gremio. Ambos se admiran desde hace tiempo y se propusieron colaborar juntos en algún proyecto. No tenían idea de qué se trataría, pero sabían que sería una obra de teatro. Se pusieron en contacto y comenzaron conversaciones para ir definiendo detalles y ponerlo en marcha. En eso estaban cuando de pronto se vino la pandemia que ha puesto al mundo de cabeza. Al igual que al resto de los habitantes del planeta, la conmoción los hizo dejar de lado sus planes y darse una pausa. Se declaró la cuarentena, el quédate en casa, la sana distancia, el compulsivo lavado de manos y las medidas sanitarias de protección que ya todos conocemos. Al tomar conciencia de que esto no era tan temporal como se creía, volvieron a hablar al respecto y valientemente decidieron que nada los detendría para concretar un trabajo en común y se dispusieron a acatar las nuevas reglas del juego.
Los dos creadores a quienes nos hemos referido son Silvia Káter y Freddy Palomec. Ella es originaria de Argentina y mexicana por naturalización. Reside en la ciudad de Mérida, Yucatán. Se tituló como Maestra Normalista y en Arquitectura y Diseño Urbano, campos en los que trabajó durante cinco años, para luego dedicarse de lleno a la actuación a partir de 1984. Desde entonces, ha trabajado en más de 60 obras teatrales y en múltiples espectáculos de Tango. Se desempeña como actriz, cantante, productora, promotora cultural y docente. Es co-fundadora de Silkateatro Andante, junto con Miriam Kolber. Como docente, ha impartido clases en el Centro de Educación Artística -CEDART- Ermilo Abreu Gómez, que ofrece el Bachillerato de Artes y Humanidades, y en la Escuela Superior de Artes de Yucatán -ESAY-. Durante su trayectoria como actriz, ha participado en numerosos festivales y Muestras nacionales e internacionales de Teatro en México, Estados Unidos, Argentina, Brasil y Cuba. En su haber tiene varios premios y becas estatales y nacionales, de entre los cuales destacan la Medalla al Mérito Artístico 2000, otorgada por el Gobierno del Estado de Yucatán, y el Premio Terry a la Mejor Puesta en Escena en el Festival del Monólogo Latinoamericano en Cuba 2016.
Por su parte, Freddy Palomec es egresado de la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana y en 1998 debutó como actor en la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana -ORTEUV-. Ha dedicado gran parte de su vida al teatro y ha explorado diversas áreas, entre las que están la actuación, la dirección escénica, la dramaturgia y la docencia. Es miembro fundador de las agrupaciones independientes Cielo 12 Colectivo Teatral en Xalapa, Veracruz, y Teatro del Tolok, en Mérida, Yucatán, ya que son las dos ciudades donde radica.
Después de varios intercambios de opiniones entre Silvia y Freddy, dado que no tenían contemplado un texto definido para llevarlo a escena, Freddy ofreció escribir una obra para Silvia. Fue así como surgió LAS HUELLAS DE GOLIAT, una deliciosa comedia concebida durante, acerca de y para ser representada en pandemia. Clasifican su propuesta como tecnovivial, porque combina la tecnología con lo vivencial. Esta es la sinopsis: «A pesar de las pandemias y tormentas tropicales que podamos padecer, nuestras vidas no se detienen y es preciso continuar el día a día de la manera “más normal”, armónica y grata posible. Pero siempre hay imponderables, acontecimientos que cambian el curso de nuestra cotidianidad, de nuestra rutina, y ante los que nuestro cuerpo, mente y corazón reaccionan de las formas más insospechadas. (Advertencia: si va a sacar la basura de su casa, asegúrese de llevar consigo la llave de la misma. De no hacerlo, será bajo su propio riesgo)«.
El bien estructurado texto de Freddy Palomec denota lo observador y sensible que es. Capta la atención del espectador de principio a fin. La fluida narrativa se escucha de boca de la protagonista, una adulta mayor que vive sola. A manera de charla entre amigos, ella hace un recuento de situaciones que ha vivido durante el confinamiento, así como lo que ha pensado y sentido en cada uno de esos momentos.
En la tercera llamada, el público tiene frente a sí a una bella dama, pulcramente ataviada y sonriente. Con singular gracia poco a poco va compartiendo aspectos de lo que ha tenido que afrontado. Ha notado ciertas distracciones y justificándolas piensa: «quizás sea el encierro, quizás sea la edad, o ambas cosas«. Alude a las tormentas tropicales que son comunes en Yucatán, en ocasiones, tan fuertes que no hay impermeabilización que resista y, para colmo, en 2020, en plena pandemia, les pegó Cristóbal, una de las peores. Expresa sus opiniones sobre las normas que han implantado las autoridades de salud y confiesa que algunas le parecen absurdas. No obstante, ha seguido todas las reglas, se cuida mucho, sólo sale a surtir su despensa una vez cada 15 días. Es curioso que siendo tan platicadora, no ha entablado amistad con ninguno de sus vecinos. Con el que sí se comunica es con su gatito, su única compañía. La mejor anécdota es cuando salió corriendo a tirar la basura y olvidó sus llaves, quedándose fuera de casa. ¿Cómo resolvió el problema?
La labor de dirección por parte de Freddy Palomec es estupenda. Su trazo escénico es impecable. Cada escena tiene su razón de ser, las coreografías son idóneas. En un acto de confianza correspondida, la actriz hace lucir el trabajo del director, en tanto que el director da lucimiento a la actriz. El ritmo es preciso. En cuanto al montaje, es extraordinario. Se cuida cada detalle en forma minuciosa cual si fuera una máquina donde cada engranaje tiene que hacer su función en forma eficaz. El espacio se aprovecha a fondo para crear los entornos propicios. Con base en el realismo, si hay que cocinar, se enciende la estufa, si se tiene que moler, se activa la licuadora. Hasta incorpora un guiño al teatro de objetos.
Como hasta ahora, tanto Silvia Káter como Freddy Palomec habían trabajado en teatro presencial, para entrar al mundo virtual acorde a la «nueva» normalidad, tenían que acudir a un experto en digitalización. Ambos habían visto lo que hizo Iván Aguilar en una obra de Conchi León y les había gustado, así que le pidieron colaborara con ellos. No podrían haber encontrado mejor opción. El trabajo de Iván Aguilar es fundamental para esta puesta en pantalla y el resultado es extraordinario, las tomas y los ángulos son perfectos y oportunos, además de que él mismo es quien funge como camarógrafo.
Con la participación de Iván Aguilar en LAS HUELLAS DE GOLIAT, se podría haber grabado la representación y que ésta fuera reproducida tantas veces como fuera necesario, pero como Silvia Káter y Freddy Palomec apuestan fervientemente al teatro presencial, cada función es en vivo y transmitida en línea.
En lugar de escenografía, el entorno es la casa particular de Silvia Káter, quien generosamente nos abre las puertas y nos conduce literalmente hasta la cocina.
La labor histriónica, vocal y corporal por parte de Silvia Káter es espléndida, dota al personaje de una amplia gama de emociones y le aporta su carisma personal, haciéndolo entrañable. Además, la presencia escénica de Silvia es arrolladora.
LAS HUELLAS DE GOLIAT es una producción de Teatro del Tolok y Silkateatro Andante, presentada por TEATRO LA CAPILLA con el apoyo del FONDO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES.
Sabemos bien lo que ha implicado la pandemia en nuestras vidas y podemos pensar que para las personas mayores es aún más complicado, sobre todo, si viven solos. Sus horas se vuelven más largas, necesitan del calor humano. No poder ver a los hijos, a los nietos, a la familia ni a los amigos es algo verdaderamente estresante, por eso resulta tan grato ver a una mujer que ha sabido superar obstáculos, que siempre encuentra el lado amable de las dificultades y que nos contagia su esperanza, mostrándonos que con buena actitud se supera cualquier obstáculo . Definitivamente, este es el tipo de teatro que necesitamos. Una propuesta luminosa que nos hace reír y analizar otras perspectivas, realizada por tres talentosos creativos que aman el teatro y que tienen un tremendo compromiso con su quehacer.
Desafortunadamente, a LAS HUELLAS DE GOLIAT sólo le fueron asignadas dos funciones, así que apresúrate a comprar tu acceso digital para no perder la oportunidad de verla. Te garantizo que te encantará y quedarás cautivado por la protagonista.
LAS HUELLAS DE GOLIAT
se transmite a las 20:00 horas del viernes 19 de febrero de 2021
Sala Virtual
TEATRO LA CAPILLA
Duración aproximada: 50 minutos
Clasificación: Adolescentes y adultos
Tú eliges el precio de la transmisión: $100, $200 ó $300
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Febrero 2021