¡PARA MÍ, LA PROFESIÓN HA SIDO EL ACERCARME A LAS ALMAS!… JAIME GARZA

Por Julieta Orduña Guzmán

Foto Latimes.com

Jaime Francisco Garza Alardín nació en Nuevo León, en 1954. Desde niño tuvo contacto con el teatro y de joven decidió estudiar formalmente en la Escuela de Arte Teatral (EAT) del INBA, donde tuvo la fortuna de tener como maestros a Dimitrios Sarrás y Abraham Oceransky. Además, estuvo en el Centro Universitario de Teatro (CUT) con maestros de la talla de Julio Castillo, Luis Rivero, Luis de Tavira y Héctor Mendoza, a quien consideró como un sabio del teatro. Entre sus compañeros generacionales: Blanca Guerra, Julieta Egurrola, Margarita Sanz, Rosa María Bianchi, grandes actrices.

Debutó en 1972, a los 18 años, en La Casa del Lago, con una adaptación de poemas de Arthur Rimbaud, poeta francés, titulada En el infierno y un sazón: “Mi primera vez en teatro fue una experiencia muy atractiva, muy seductora; tener al público atento a la trama.”

Sin duda, la trayectoria de Garza siempre será recordada en varias obras, como fue el caso de La máxima felicidad, de Chocrón, acompañado por Sergio Jiménez y Silvia Pasquel: “Espléndido equipo de actores, muy bien dirigidos por Enrique Gómez Vadillo. Tres actores que han hecho gala de una naturalidad, de una frescura, de una espontaneidad, muy rara vez reunidas bajo el mismo techo y en el mismo foro. Y en cuanto a Jaime Garza, confirma su calidad de uno de nuestros mejores actores jóvenes.” (El Día, 16 marzo de 1979).

En 1980 fueron comentados favorablemente dos de sus trabajos escénicos: El luto embellece a Electra, de O´Neill, en el cual estuvo en escena con Carlos Bracho y Sergio Kleiner, así como El macho animal, de Meyer: “Los cuatro actores: Jaime Garza, Salvador Pineda, Jorge Abraham y Abraham Stavans han sabido insuflar a sus personajes el necesario vigor. Garza, ya es un actor de teatro conocido, y el papel de Gene, el homosexual que no hace misterio de su peculiar naturaleza, lo supo realizar con todos sus matices.” (Siempre, 9 julio de 1980 (El Día, 13 octubre de 1980).

Sin duda, uno de los montajes que marcó su éxito en las tablas fue Equus, en el cual estuvo en tres ocasiones. El personaje que lo lanzó a la fama fue Alan Strang, que le valió el premio como la Revelación del Año, otorgado por la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro. Acerca de su participación en 1982, se comentó: “Jaime Garza vuelve al mismo papel. Ya no es tan joven, ni tampoco principiante, pero sigue pareciendo un adolescente y no deja de ser tan estupendo actor como lo fue en el estreno.” (El Día, 18 octubre de 1982).

“Quiero que me recuerden como una buena persona, y alguien que trató de expresarles, acercarles la poesía, el amor, la ternura, algo humano. ¡Para mí la profesión ha sido el acercarme a las almas!” ¡Descanse en paz, Jaime Garza!

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