UN PERSONAJE NO LO PUEDES HACER A TONTAS Y A LOCAS, TIENES QUE ARMARLO…HÉCTOR SUÁREZ
Por Julieta Orduña
De los actores que han trascendido por sus actuaciones auténticas, entregado y con una gran pasión a su profesión fue Héctor Suárez (1938-2020), quien partió hace unos días víctima de una enfermedad que la padeció por varios meses. Suárez nació en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México).
Tuvo una trayectoria muy vasta y fructífera, participó en diversas películas, series de televisión y telenovelas, y por supuesto en teatro con más de treinta obras en su repertorio y más de 60 años de trayectoria. “Un personaje no lo puedes hacer a tontas y a locas, tienes que armarlo, armar un personaje es qué come, cómo piensa, qué periódicos lee, cómo duerme, etc. Todo eso es muy importante para estructurar un personaje para cuando entras a escena, la gente te lo crea y automáticamente lo transmites al espectador”.[i]
Bajo la tutela del maestro Carlos Ancira, colaboró en los 60´s el llamado teatro de tesis, junto a personalidades como Alejandro Jodorowsky, Alfonso Aráu, Susana Alexander. Montó obras de autores reconocidos y complejos en su estructura dramática como Franz Kafka, Eugene Ionesco y August Strindberg, y tuvo una preferencia especial por la pantomima, siendo discípulo del maestro Marcel Marceau.
De las primeras obras fueron La idiota, de Achard en 1961, y al año siguiente, Morena clara de Quintero y Guillén y Una mujer cualquiera de Mihura. En esos 60´s también actuó en una comedia Silencio hospital, hombres trabajando, de Héctor Ortega, y su participación fue sobresaliente con esa chispa que le caracterizaba: “Héctor Suárez, se ha especializado ya en la comicidad de agua fuerte desde hace tiempo, y que regusta al público que lo sigue por los canales electrónicos y por los teatros en donde se presenta. Muy bien está Suárez, cada vez más dueño de sí, más experimentado, más chistoso en el mejor terreno.” [ii]
Le llamaba la atención dirigir y producir y se propuso hacerlo sumando su actuación en la La libélula, de Nicolai en 1983, y aunque su desempeño actoral fue satisfactorio, a la crítica no la dejó muy satisfecha su dirección: “Héctor Suárez es un excelente actor cómico que puede usar y abusar de diversas máscaras. Logra transmitir todas sus desgracias de pobre diablo sin carácter, que despierta la piedad al mismo tiempo que la risa. Quizá estuviera mejor su interpretación, así como todo el espectáculo tal vez tuviera mayor calidad, si en lugar de dirigirse a sí mismo, tuviera que someterse a la dirección de un tercero, a la mano fuerte de un buen realizador y guía de actores. Ni modo, no se puede ser juez y parte”.[iii]
Héctor Suárez estuvo de gira en Aguascalientes, una de ellas fue en 1981 con la obra La pulga en la oreja, la cual se montó en el Teatro Morelos, en ese año los periódicos nacionales señalaban su trabajo en la obra de la siguiente manera: “Héctor Suárez volvió a demostrar que es un excelente intérprete de comedia y de farsa. En realidad, todo el peso de la representación recae en su interpretación de dos personajes que se parecen de tal manera que crean los máximos enredos. El éxito del espectáculo se debe sobre todo a la personalidad de Héctor Suárez. Y si hay algún premio especial para actores de comedia, nadie lo merece mejor que él”.[iv]
Sin duda, la que deja recuerdos todavía muy recientes por haber estado en la ciudad en el 2018 fue la obra La señora Presidenta, dirigida por su hijo Héctor Suárez Gomis, la puesta en escena se dio en el Auditorio DIMO: “Don Héctor es magnífico en el escenario, y si bien no hace tantos cambios de vestuario como los hiciera Gonzalo Vega, sus dotes de comediante levantan el montaje que por momentos es soso, sin chiste”.[v] Una obra que resalta por la duplicidad de personajes, que recae en un solo actor: “En esta obra me cambio y me desvisto 13 veces, desde zapatos de mujer, accesorios, medias, peluca y hasta maquillaje, son cinco personas ayudándome, e interpretó a dos personajes, uno de ellos, Zoila , personaje que me dio mucha guerra”. [vi]
Gran actor, gran comediante, gran hombre que sin tapujos hizo de su arte una crítica social, aún con la censura que siempre ha existido. “Amo el escenario, me siento como en mi casa, todo lo relacionado con la dirección, actuación, producción, iluminación, me encanta y apasiona”. ¡Descanse en paz!.
TEATROLOGÍA
Actuación
1961. La idiota, de Achard
1962. Morena clara, de Quintero y Guillén
1962. Una mujer cualquiera, de Mihura
1963. No me manden flores, de Barash y Moore. Juguemos al amor, de Salacrou. Una viuda sin sostén, de Alfredo Varela.
1964. Anatomía de un puro, de Alfredo Tatto y José Antonio Monsell
1965. Quiero ser alguien, de Stein. Víctimas del deber, de Ionesco
1965. Tres Auténticos angelitos, de Speweack
1966. Silencio hospital, hombres trabajando, de Héctor Ortega
1968. El canto de las sirenas, de Dyer
1969. Los asesinos ciegos, de Héctor Mendoza
1970. Cuatro y Ernesto, de Paso. Sigue tu onda, de Driver y Apolinar
1974. Buenas noches Bettina, de Garinei y Giovannini. Calaca, de Hugo Argüelles
1975. La jaula de las locas, de Poiret
1977. La historia del chupe ra ra ra
1979. Picardía mexicana, de Armando Jiménez
1980. La Pulga en la oreja, de Feydeau
1983. La libélula, de Nicolai
1993. Las tormentas no vuelven, de Moncada
2008. La señora de su casa
2010. Toc, Toc, de Baffil
2014. El crédito
2013. Doce hombres en pugna
2015. Los locos Suárez. Estoy loco.
2016. Stand Up.
2018. La señora Presidenta
Dirección
1983. La libélula, de Nicolai
Fuentes consultadas
Diccionario mexicano de teatro. Siglo XX, Escenología, México, 2013, p.451.
[i] https://www.youtube.com/watch?v=NXOFJfp07_E
[ii] El Día, 1966.
[iii] El Día, 1983.
[iv] El Día, 1981.
[v] A Escena, 2018.
[vi] https://www.youtube.com/watch?v=NXOFJfp07_E
Junio 2020.