CARLOS BRACHO…ALGUNAS CONVERSACIONES EN EL CAFÉ

Por Julieta Orduña y Miryam Almanza

Imagenes  Ayuntamiento Aguascalientes y A Escena

 

 

Hace un mes y medio aproximadamente tuvimos en Aguascalientes al distinguido actor, escritor y director de teatro Carlos Bracho, que fue invitado como parte del jurado del Premio Dolores Castro 2021 en la categoría de Dramaturgia. Asimismo, el gobierno municipal le otorgó un reconocimiento por su trayectoria profesional como artista originario de este estado. El maestro Bracho es una persona sencilla y por lo regular no concede entrevistas, sin embargo, A Escena tuvo una charla amena con él y nos compartió varias de sus anécdotas personales y profesionales, aquí les dejamos algunas:

 

Sus orígenes en el teatro

 “Tengo 84 años, inicié como torero y en plena faena sentí una mano que me tocó, era Aarón Hernán, quien fue un famoso actor, también estaba con él Sergio Barrios, un gran actor de doblaje quien acababa de terminar su carrera en el Instituto Andrés Soler, que en ese tiempo era el más grande instituto de teatro. Los toreros nos entregamos al toro y vemos otro mundo, por lo que yo no me imaginaba estar en esto de la actuación. Me decían: – Matador, tú tienes cara de gringo-, yo era pelirrojo. -Tenemos una obra en la compañía de Andrés Soler y nos vamos a Chihuahua en tres días y necesitamos que tú nos hagas el papel del gringo-. Y bueno, me decidí y fui con ellos a la aventura. Aarón y yo éramos contadores y en un rollo de papel de las sumadoras de aquel entonces, me anotaron mi diálogo. Eso fue entre 1957 y 1958.

 

En el estreno, todos los actores estaban nerviosos y me decían: – Matador, ¿que no tienes nervios?, y yo les contestaba: -Sí no le tengo miedo a los toros, menos a la gente que está sentada tranquilamente, en cambio en las plazas de toros me avientan orines, cojines, etcétera, y me recuerdan a mi mamá, ¡qué voy a tener miedo! -. Entré a escena, aventé mi diálogo y yo feliz, y al otro día, en los dos periódicos de la localidad, apareció en ocho columnas: “La Compañía de Andrés Soler, ¡maravillosa! (…) y Carlos Bracho entra a escena y esta se ilumina”, y ya se imaginarán el coraje de los demás actores, me hacían pedazos, y Andrés Soler desde ese instante me becó en su Instituto. Ahí empecé a pelear con los actores porque venía del marxismo y por eso mi concepto de la vida siempre ha sido distinto.

Me inicié en el teatro clásico con María Douglas, una gran actriz que tristemente terminó suicidándose, era una amiga que siempre me llevaba a mi casa, yo vivía en la estación Lindavista, ella me enseñó varias técnicas y a entregarme al personaje, así empecé. Fue de mis primeras maestras de teatro, al igual que don Andrés Soler, quien me decía que él se entregaba profundamente a cada personaje. Fue mi defensor ya que me salvaba cada día de los maestros y alumnos que me tachaban de cochino comunista. Hasta la fecha no tengo pláticas y relación con varios actores por esa razón”.

 

Qué prefiere, ¿teatro, cine, televisión, o ser escritor?

“Hago todo eso y más. Cuando soy jardinero no tengo más mundo que el jardín, soy escritor de toda la vida, tengo novelas, guiones de cine, y no tengo mundo más bello que escribir, y en el teatro cuando lo hago me entrego igual. Nunca he actuado una obra solo por dinero, aunque hay algunas que han sido fundamentales como El diablo y el buen Dios, de Jean Paul Sartre, A puerta cerrada, también de Sartre, a él lo hicimos popular en México porque había público para el buen teatro. Sartre fue fundamental para el grupo que formé, llamado El globo rojo. Pasó el tiempo y me llamó el maestro Héctor Azar para fundar la Compañía Nacional de Teatro, pero no acepté ya que estaba dedicado a mi compañía.

En Nueva York hice teatro, ahí había un grupo católico y en la catedral de San Patricio me fue entregada la medalla de San Vinicius, que es el santo patrono de los actores. La obra Kean, de Alejandro Dumas, dirección de Héctor Azar, fue tal el éxito que tuvo en su temporada de martes a domingo que se realizó una segunda. Tanto Héctor Mendoza y Héctor Azar fueron mis grandes maestros. Otro proyecto que me llenó de satisfacción fue cuando nos invitaron a José Luis Ibáñez y a mí al Fondo de Cultura Económica para trabajar sobre los versos de Sor Juana Inés, Primero sueño, del cual nos pasamos dos meses descifrando sus textos, frase por frase. Sor Juana es una de las grandes de nuestro país y desafortunadamente no la conoce el pueblo”.

 

 

Otros oficios aparte de la actuación

 “Vendía aceros, tenía contactos con Suecia, conocí a los grandes empresarios, compré las maquinarias de Inglaterra, de Australia, y llegué a Aceros de México. También soy fotógrafo, me encanta retratar la naturaleza. Estoy cargado de planes que realizo, termino uno y ya tengo otro, mi mente está saturada”.

 

Su relación con la farándula

 “Nunca he visto a los actores en la ópera, los he visto en el futbol hablando del América, habrá algunos intelectuales, me imagino. Yo no pertenezco al mundo del espectáculo, no me gustan las series, yo vengo de Kurosawa y de Bergman, no veo televisión, vengo del cine de Sara García. No leo nunca las secciones de espectáculos, solo editoriales del periódico La Prensa y para actualizarme solo veo noticieros de la BB, y leo algunas secciones de política de la revista Proceso y del periódico La Jornada.

 

Su participación en cine

 “Siguen pasando mi película San Simón de los magueyes, de Eduardo Rodríguez Solís, un cuento que yo adapté para cine. En esa película hay muchas anécdotas mías. También vengo del taller literario de Juan José Arreola. El cine nos pertenecía (antes), hoy no nos pertenece nada, antes teníamos la empresa que hacía la publicidad del cine, era mexicana. Además, escribo y soy el editor de la revista Diario de los hermanos de la tinta, en la que hay historias sobre el teatro, la publicación salió el año pasado, es una revista para el actor, hay artículos de música, de filosofía, literatura, teatro, con artículos de fondo”.

 

Su carrera en televisión y en la política

 “Ahorita estoy al aire en una telenovela que se llama S.O.S, me estoy enamorando, en el canal de las Estrellas, en Televisa. La violencia en México está instalada. Recibí muchas amenazas de muerte cuando ejercí la política. Cuando fui dirigente en la ANDA me odiaron los actores porque los acusé de drogaditos y los obligué a trabajar estrictamente sobre la Ley del Trabajo”.

 

Cómo vivió la pandemia

 “Mi doctor me sugirió: -Te vas a Villa del Carbón-, un pueblo mágico que está en un bosque. Decidí ir ahí junto con mi familia, invernar ahí, en una casa en donde tengo libros, música, chimenea, árboles y pájaros”.

 

La vida del maestro Carlos Bracho ha sido plena, se le nota en su plática y especialmente en su forma de hacer las cosas, tiene tantos planes por delante y todo el entusiasmo y energía para ello. Ahora está más activo que nunca. En el poco tiempo que tuvimos para charlar nos compartió su satisfacción de ver realizados muchos sueños, porque para él es más importante hacer lo que le gusta que quedar bien con la gente. Agradece mucho el cariño del público y promete seguir trabajando para éste. Quedaron muchos temas en el tintero, su salida al aeropuerto nos interrumpió, aún así quedamos satisfechas de sus atenciones. El maestro Carlos Bracho es toda una institución.

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